Estamos delante de una revolución educativa interesantísima donde cualquier soporte respaldado puede favorecer la dirección del cambio.
La tecnología nos ha permitido acceder a un nivel del conocimiento de cómo funciona el cerebro impensable hace dos décadas y eso ayuda a evidenciar, a verlo con nuestros propios ojos.
La educación es un tema muy complejo, porque cada niño es único y ajustarnos a cada uno de ellos sigue siendo nuestro desafío más grande.
Se ha comprobado que somos capaces de recordar mejor en contextos emocionales positivos.